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Muy buenos días con Energía Positiva.
El podcast que cada mañana te trae el lado amable de la vida a través de reflexiones, historias de superación, experiencias, leyendas, entrevistas y por supuesto ¡BUENAS NOTICIAS! Porque las hay y aquí vas a poder escucharlas CADA DÍA.
Miércoles 19 de Septiembre, Episodio nº 183 leyenda titulada “El hacha de la envídia”
Erase una vez un humilde leñador que talaba un árbol junto a un profundo río. Sin saber como en uno de sus movimientos se le soltó de las manos y cayó al fondo.
El hombre que no sabía nadar empezó a llorar desesperado, se lamentaba de su mala suerte. ¿Qué voy a hacer ahora? Era mi única hacha, ¿cómo voy a alimentar ahora a mi familia?
De pronto escuchó unos pasos que se acercaban. Era un hombre extraño, con un brillo especial en sus ojos. Sin mediar palabra se zambulló en el río y sacó un hacha de oro del fondo y le preguntó: ¿Es esta su hacha señor?
- No señor, la mía es de hierro.
El hombre volvió a bucear y sacó un hacha de plata. ¿Es esta su hacha?
- No, la mía es vieja y oxidada.
Una vez más el hombre volvió al fondo del río y esta vez sacó un hacha de hierro vieja y oxidada. ¿Es esta su hacha?
- El leñador daba saltos de alegría. Si, es esa. No sé como agradecérselo. Ahora podré volver a trabajar y alimentar a mi familia.
El extraño hombre le dijo: Llévese también las hachas de oro y plata, yo no las necesito y a su familia les vendrá muy bien venderlas y sacar un importante dinero por ellas.
El leñador muy agradecido y feliz marchó a casa, contando la extraordinaria experiencia que había vivido. Tal era su euforia y volumen al contarlo, que un vecino rico lo escuchó y sin demora alguna cogió un hacha de su casa y se marchó al río.
Intencionadamente tiró su hacha de hierro al torrente de agua y comenzó a lamentarse de la misma manera que había escuchado contar a su vecino. Y de pronto escuchó unos pasos y vio a aquel extraño hombre de la mirada brillante que se lanzó al rio.
En el primer intento sacó el hacha de hierro y le preguntó ¿es esta su hacha señor?
Aquel celoso vecino fingiendo le dijo, no, no es esa. La mía es más reluciente.
El extraño hombre volvió bajo las aguas y sacó una de plata y le preguntó ¿es esta su hacha?
- No, esa no es la mía. La mía brilla mucho más.
Una vez más el hombre de los ojos brillantes bajó al fondo del río y sacó un hacha de oro. ¿es esta su hacha señor?
- El vecino sin poder disimular su alegría al ver esa pieza de oro tan grande, le dijo, si, si. Esa es la mía.
Entonces el extraño hombre le preguntó ¿seguro? Aquí abajo he visto una mucho más brillante de diamante.
- El resentido vecino maravillado por aquella posibilidad, le dijo si tiene usted razón, esa de oro no es, la luz del sol me ha confundido. La mía es la de diamantes.
El hombre volvió bajo el rio y se marchó con la corriente. Se cuenta que el envidioso vecino aún espera sentado en la orilla a que vuelva con el hacha de diamantes.
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