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Muy buenos días con Energía Positiva.
El podcast que cada mañana te trae el lado amable de la vida a través de reflexiones, historias de superación, experiencias, leyendas, entrevistas y por supuesto ¡BUENAS NOTICIAS! Porque las hay y aquí vas a poder escucharlas CADA DÍA.
Miércoles 14 de Febrero Día de los Enamorados, Episodio nº 28 titulado “ El Río” ya sabes que los miércoles toca leyenda.
Érase una vez dos monjes Zen que caminaban por el bosque de regreso al monasterio.
Cuando llegaron al río, una mujer lloraba amargamente en cuclillas cerca de la orilla. Era una joven muy atractiva.
–¿Qué te ocurre? – le preguntó el monje más anciano.
–Mi madre se está muriendo, ella está sola en casa, al otro lado del río y no puedo cruzar.
Lo intenté – siguió diciendo la joven–, pero la corriente es muy fuerte y me arrastra. Estoy tan nerviosa, me siento tan débil ahora que soy incapaz de llegar al otro lado sin ayuda… Pensé que no volvería a verla con vida. Pero ahora… ahora que aparecisteis vosotros, si alguno de vosotros me ayudase a cruzar…
–Ojalá pudiéramos –se lamentó el monje más joven–.
Pero la única manera de ayudarte sería cargarte a través del río y nuestros votos de castidad nos impiden cualquier tipo de contacto con el sexo opuesto. Está prohibido… lo siento mucho.
La mujer quedó terriblemente afectada al escuchar aquello y siguió llorando sin decir nada más.
El monje más viejo se arrodilló, bajó la cabeza y le dijo ¡Sube!
La mujer no podía creerlo, pero con rapidez cogió sus pertenencias y montó a espaldas sobre el monje.
Con gran dificultad el monje cruzó el río, seguido de cerca por el más joven.
Al llegar al otro lado, la mujer se bajó muy agradecida, tanto que se acercó en actitud de besar las manos del anciano monje.
–Está bien, está bien –dijo el viejo monje retirando las manos–, sigue tu camino.
La mujer se inclinó en señal de gratitud y humildad, recogió sus cosas y corrió por el camino al pueblo en dirección a la casa de su madre. Los monjes, sin decirse nada, retomaron la marcha al monasterio….. Faltaban aún diez horas de caminata.
Poco antes de llegar, el joven le dijo al anciano:
–Maestro, vos sabéis mejor que yo de nuestro sobre nuestro voto de abstinencia. No obstante, cargaste sobre tus espaldas a aquella mujer de orilla a orilla del río.
–Yo la llevé a través del río, es cierto, ¿pero qué ocurre contigo que aún la sigues cargando sobre tu cabeza?
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Y como siempre gracias por estar ahí, por acompañarme al otro lado.
Deseo que cada día de lunes a viernes cada episodio te aporte un granito para mejorar tu vida.
Disfruta, sé amable con los demás y SONRIE…. Que tengas una ¡FELIZ DÍA!