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Muy buenos días con Energía Positiva.
El podcast que cada mañana te trae el lado amable de la vida a través de reflexiones, historias de superación, experiencias, leyendas, entrevistas y por supuesto ¡BUENAS NOTICIAS! Porque las hay y aquí vas a poder escucharlas CADA DÍA.
Miércoles 14 de Marzo, Episodio nº 48 titulado “Discusión en la carpintería»
Se dice que una noche hace muchos siglos en una antigua carpintería las herramientas que ya se conocían hacía muchísimo tiempo comenzaron a discutir entre ellas con reproches con la intención de que algunos abandonasen la carpintería para siempre y elegir a la herramienta indispensable en el taller.
El martillo con dos imponentes golpes ordenó silencio y todas las herramientas enmudecieron asustadas.
Dijo que él dirigiría el debate y era el mejor con diferencia pues sus opiniones eran firmes y contundentes y no albergaba duda alguna.
Pero entonces poco a poco comenzaron a protestar el resto de herramientas, diciendo que él no era el más indicado para presidir aquel debate, ya que era demasiado ruidoso y machacante.
Abrumado el martillo comenzó a sentirse más pequeño y se escondió en un rincón del taller para no intervenir más.
Entonces los tornillos dijeron que ellos eran los más capacitados para dirigir aquel debate, pero muy pronto gritaron todos que había que darles demasiadas vueltas para que fuesen útiles, sin darles vueltas no servían para nada.
Avergonzados se metieron dentro de un cajón.
Fue en ese momento cuando la lija dijo que ella sabía como acabar bien las cosas y que ella sería quién pusiese orden en aquel conflicto.
Pero muy pronto todos comenzaron a silbarle y a decir que era demasiado áspera en el trato diario y tenía continuas fricciones con los demás.
Justo cuando la lija se quedaba desolada sobre una estantería, el metro saltó a lo más alto del taller y dijo que quién mejor que él para tomar la verdadera medida al asunto que les ocupaba.
En principio todos estuvieron de acuerdo pero muy pronto comenzaron de nuevo las protestas, diciendo que era imposible que alguien que se pasaba el día creyéndose perfecto y tomando medidas sobre los demás pudiese ser alguien justo.
De repente la puerta del taller se abrió. Era el carpintero que traía un gran trozo de madera en las manos.
Todos callaron.
Se puso el delantal e inició su trabajo. Usó el martillo, la lija, el metro, los tornillos y otras herramientas como la sierra, el destornillador… y convirtió aquel trozo de madera en una preciosa silla.
Al terminar su jornada cerró la puerta con llave como siempre. Ninguna de las herramientas se atrevía a hablar para seguir con la deliberación.
Entonces el serrucho aún agotado y con los dientes doloridos, dijo: Creo que ha quedado claro que todos podemos ver cosas que no nos gustan de los demás.
Pero el carpintero solo ve lo bueno que tenemos y mirad que maravillas logra hacer con nosotros.
Todas las herramientas sonrieron, se miraron con complicidad, reconocieron el valor de cada uno de ellos y desde entonces decidieron reconocer sus fortalezas, y desde entonces han seguido trabajando juntas y en equipo hasta el día de hoy.
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Y como siempre gracias por estar ahí, por acompañarme al otro lado.
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