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Muy buenos días con Energía Positiva.
El podcast que cada mañana te trae el lado amable de la vida a través de reflexiones, historias de superación, experiencias, leyendas, entrevistas y por supuesto ¡BUENAS NOTICIAS! Porque las hay y aquí vas a poder escucharlas CADA DÍA.
Miércoles 25 de Abril, Episodio nº 78 titulado “Una soberana lección”
Hace algunos siglos, concretamente en la época medieval un hombre había sido ajusticiado con la condena de la horca por varios delitos menores.
Se cuenta que unos días antes de que su castigo se llevase a cabo, el hombre imploró poder ir a visitar a su anciana madre que se encontraba muy enferma y no había podido ir a visitarle en los últimos años.
El Rey le dijo que accedería a su petición, siempre y cuando alguien le sustituyese en la cárcel durante su ausencia y que estuviese dispuesto a cumplir su condena en caso de no regresar en siete días.
El condenado logró que su mejor amigo accediese.
Tras pasar los primeros cuatro días, el Rey extrañado de no tener noticia alguna del preso, preguntó a los carceleros como estaba el amigo de este anímicamente.
Estos le respondieron que tenía una actitud muy buena y que no denotaba duda alguna sobre que su amigo cumpliría su palabra.
El día antes de la ejecución no habiendo regresado el rehén, el Rey volvió a llamar a los carceleros para que comunicasen al amigo que sería ejecutado al atardecer del día siguiente ya que consideraba fugado al preso.
Había vivido muchas situaciones de este tipo y sabía que la gente que está en la cárcel no eran de fiar.
Una hora antes de la ejecución, el Rey volvió a preguntar por el estado anímico del rehén que sustituía al verdadero preso. Los carceleros le dijeron que nunca habían visto a alguien allí dentro con tan buena actitud, respeto por las normas y con tanta confianza en su amigo.
El Rey se lamentaba de la suerte de aquel pobre infeliz y maldecía al preso fugado que había conseguido engañarle.
Justo cuando el amigo se dirigía con paso firme hacia la horca se escucharon unos cascos de caballo entrando en el castillo, era el rehén que volvía para cumplir su pena.
El Rey avergonzado por sus prejuicios y opiniones sobre aquellos hombres, se dio cuenta que realmente era un buen hombre honesto, valiente y que había cumplido su palabra. Entonces decidió levantar la pena de muerte que pesaba sobre él y ambos quedaron liberados.
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