¿Por qué es difícil ser Optimista?

En realidad no se debe a que creamos que el mundo este mal, ni a que las cosas vayan peor, ni tan siquiera a que hayamos tenido una mala experiencia, en realidad la mayor responsable es la Amígdala que se encuentra en el lóbulo temporal, tiene forma de almendra, recopila informaciones negativas y es adicta a ellas.

Es nuestro filtro de la información que recibimos del exterior, y curiosamente trata de garantizarnos nuestra supervivencia. Presta atención a todos aquellos peligros que pueden amenazar nuestra vida, los medios de comunicación lo saben, y por eso captan así nuestro interés; si solo diesen las buenas noticias del mundo, apagaríamos la tele, la radio o no leeríamos los periódicos.

Esto lo hacemos de manera inconsciente, aunque ellos y los gobiernos lo hacen de manera consciente, y sacan beneficio de ello.

¿Pasan cosas malas en el mundo? Si, pero no tantas como buenas. Párate a pensar en tu día a día, en tu casa, barrio, ciudad, región… incluso país o continente. ¿Cuantas noticias malas afectan directamente a tu vida? En nuestro caminar por el mundo, nos podemos cruzar con fallecimientos de familiares, accidentes, enfermedades, desencuentros amorosos, problemas económicos, conflictos laborales,… En realidad todos son momentos puntuales y temporales, ni son eternos, ni todos ocurren todos los días.

Hoy en día, en la era de la información nuestra Amígdala está hiperestimulada, por lo tanto tiene mucha mayor facilidad para advertir cualquier probable situación de peligro, aunque sea por estadísticas imaginadas por nosotros mismos o influenciados por los medios. Es por ello que en los países «desarrollados» sobreprotegemos a nuestros hijos.

Vemos Peligros, con la misma facilidad que Don Quijote veía Gigantes.

Al tener miedo, nos ponemos a la defensiva y atacamos más fácilmente a cualquiera. Cuanto más irascible notemos a una persona, más miedo tiene. Y sí, probablemente estará «muy informado», quizás saturado. Aunque en el fondo, esta persona, solo quiere sobrevivir.

Si alguna vez te preguntas ¿porque me encuentro tan desaminado? hazte seguidamente la pregunta ¿estoy leyendo o viendo muchas noticias o programas con un mismo enfoque? probablemente la respuesta sea si.

La Amígdala hace una función esencial en nuestra vida, pero hiperestimulada nos priva de vivir plenamente.

Una vez escuché un concepto acuñado como «Dieta Hipoinformativa» que consiste en eliminar durante un tiempo o regular a un mínimo tu conexión con el mundo a través de los medios.

¿Te parece si empezamos probando solamente tres días? Y si te sientes mejor y tu vida empieza a cambiar de color… puedes alargarlo tanto como quieras.

Lo bueno de esta dieta es que no tiene efecto rebote, es muy económica, te da paz interior, calmará tu mente, tendrás mejor humor, empezarás a ver a los demás con otros ojos, y verás el lado bueno de la vida y de las personas gradualmente.

Ahora que lo sabes puedes elegir. Alimentar tu Amígdala o seleccionar la información que recibes. Tu percepción del mundo y Felicidad están en juego.

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