En muchas ocasiones me cruzo con personas obsesionadas en ser el número uno en un área. Quieren llegar a ser como fulanito o incluso te dicen ¡Si sigues así vas a ser como menganito!
Y me pregunto ¿merece la pena dejarse la vida por ser el número 1 en un mundo de siete mil millones de personas?
Llevar una vida sencilla, marcar nuestro propio ritmo, hacer lo que más nos hace disfrutar, pasar tiempo con personas queridas, leer, hablar con un vecino, hacer chapuzas en casa, ayudar a hacer una mudanza, tomar un café con un amigo, pasear,… todas estas cosas y muchas más probablemente nos alejan de ser número 1 en algo, pero nos acercan a la vida.
Disfruta de las cosas cotidianas y compárate solo contigo, ser otro número puede no tener reconocimiento, pero puede darte la felicidad.