Hay veces que nos sentimos superiores o inferiores a otros dependiendo de la edad, incluso esto ocurre cuando nos comparamos para bien o para mal con alguien teniendo como punto de referencia el conocimiento sobre un tema.
Pero cuando los corazones se conectan desaparecen todas esas barreras, es en ese momento que comienza a hablar el lenguaje del alma, las miradas crean mágicas conexiones invisibles y los datos pierden su importancia al aflorar los sentimientos.
La edad y el conocimiento pierden todo el sentido cuando habla la sabiduría de nuestro corazón.