Es asombroso como no soportamos cuando los demás no se portan amablemente con nosotros, pero sin embargo vivimos con normalidad siendo descorteses con nosotros mismos.
Si alguien nos dice ¡Que tonto eres! nos ofendemos, pero nos parece normal decirnos ¡Que tonto soy!. Y otra cantidad de expresiones que nos decimos en silencio sin llegar a verbalizar y que nos hacen tanto daño como si nos las dijese alguien desde el exterior.
Cuando te pilles diciéndote algo negativo, párate y pregúntate ¿me gustaría que esto me lo dijese otra persona? ¿cómo me sentiría?
Sé paciente contigo mismo, perdónate tus errores, permítete fallar, felicítate por tus logros grandes o pequeños, hazte regalos de vez en cuando, reconoce las cosas que has hecho bien, mírate al espejo, sonríe a la persona que se refleja y dile: ¡voy a ser amable contigo!